Con el respeto que la actual situación
de nuestra nación nos merece, debemos, creo yo, hacernos cargo de la situación
con el mejor de los talantes, no es la primera crisis de salud pública, y mucho
me temo que no será la última, pero si algo nos enseña la historia, es que la
humanidad trascenderá a sus problemas. Hoy deseo compartirles un artículo
(extracto) titulado:
El hombre y sus epidemias a través de la historia.
WALTER
LEDERMANN D.
Pánico
y huida
Hace
unos veinte mil años, en un tempestuoso atardecer, el hechicero cro-magnon
regresaba de un retiro de tres días en el monte, donde había estado
recolectando yerbas mágicas, cuando le informaron que uno de los hombres había
llegado enfermo de una larga jornada cinegética. Seguro de su poder curativo
-la ignorancia hace audaces a los médicos- se recubrió con su vestimenta de
venado y fue a verlo. Apartó el cuero que tapaba la entrada de la caverna e
iluminó al enfermo con su antorcha. De inmediato dio un respingo, retrocedió
espantado, ordenó levantar el campamento y huir hacia un incierto fin en medio
de la noche. En la pustulosa cara del enfermo había reconocido la viruela -o
alguna peste similar de la época- cuya horrorosa imagen había recibido a través
de los relatos sucesivos de su padre y de su abuelo, y sabía que la muerte era
inevitable.
Esta
ha sido siempre la primera humana reacción a las terribles pandemias: pánico.
Un miedo súbito, extraordinario, que oscurece la razón. Al pánico sigue la
huida, como consecuencia inevitable. En medio del pánico, sin embargo, siempre
han existido hombres curiosos que han antepuesto la observación a su propio
temor. A ellos, oscuros o famosos, debemos los avances experimentados. Pero en
todas las pandemias, este terror irracional ha hecho retroceder momentáneamente
en algún punto a la medicina y a la humanidad, por detrás de logros y de
conocimientos ya establecidos.
Aislamiento:
antecedentes literarios
Durante
las primeras pandemias ya se había observado que el riesgo de enfermar
aumentaba al aproximarse a los enfermos o, dicho de otra manera, que los
enfermos irradiaban el mal. Nació así el concepto del contagio aéreo. Avicena,
el famoso médico del siglo XI, había reparado en que, antes del inicio de la
peste, las ratas comenzaban a morir en las calles, pero ni él ni nadie en
muchos siglos encontró una explicación, aunque Atanasius Kircher en 1659, vio
los animaliculus al microscopio. Luego se observó que las ropas usadas por
quienes habían fallecido también podían trasmitir la enfermedad. Estas
observaciones fueron confirmadas ampliamente durante la peste negra, dada su
duración y extensión, que permitieron hacer muchas constataciones. Las
consecuencias fueron dos conceptos profilácticos: el aislamiento (huida) y el
acordonamiento (cuarentena, protección de fronteras).
Origen
de las pandemias
Queda
un problema no resuelto. ¿Cómo se generan las epidemias? No había sífilis en
Europa antes del siglo XV, al menos no en forma masiva: se culpó a América. No
había SIDA antes de 1981: se culpó a Haití. No había cólera antes de 1830: se
culpó a India. Pero en India, de acuerdo a registros británicos muy serios,
nunca "había habido enfermedad semejante". Cuando ya era un dogma que
sólo el serotipo O 1 de Vibrio cholerae provocaba la enfermedad, ha surgido
ahora en Bengala un serotipo totalmente nuevo, el 0139, que amenaza causar una
nueva pandemia. Entonces... ¿aparecen nuevas bacterias o se modifican las
anteriores? ¿Vuelve el castigo divino?
Culpar
a otros: La historia siempre se repite
La
peste negra vino de Catay: “Los chinos fueron”
Roña
española, mal francés: “la sífilis vino de las indias”
Finalmente,
llegamos al resumen de hitos y acciones respecto a las observaciones o
intuiciones y sus consecuencias.
• Naturaleza contagiosa: escape.
• Aislamiento forzado o voluntario.
• Período de contagio: cuarentena.
• Agente infectante (emanación):
desinfección.
• Inmunidad de los sobrevivientes:
variolización.
• Vías de trasmisión: medidas
sanitarias.
• Los microbios: vacunas, antitoxinas,
antibióticos.
Con
el conocimiento adquirido a través de siglos de terror y de mortandad, hoy los
pasos son más acelerados, pero las reacciones son las mismas, como lo ilustra
la pandemia actual, que recuerda a todas las pestes: la muerte al azar (cólera),
el temor y el rechazo (el perro rabioso), la segregación y la muerte en vida
(lepra), el castigo a la vida licenciosa (la sífilis), la muerte inevitable,
lenta y contagiosa (tuberculosis).
Se
cierra el ciclo que esbocé al comienzo y que une, en una misma reacción
visceral, al hechicero cro-magnon con el médico especialista. Sin embargo, de
esta visión del pasado surge una visión optimista: siempre el hombre ha
terminado por prevalecer frente a las más tremendas epidemias.
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