viernes, 28 de febrero de 2020

LA NECESIDAD DE LA ENSEÑANZA DE LA ÉTICA EN LAS CIENCIAS DE LA SALUD

Por: Dr. Alonso Guido





Negocio, Idea, Estilo, Concepto, Objetivos, Directrices
Si lo que deseamos es que los alumnos, al momento de egresar de la Universidad estén en condiciones de ejercer profesionalmente con clara conciencia de su elevada misión en bien de la sociedad, debemos discriminar a quiénes les será suficiente un aprendizaje adecuado a través de cursos oficiales y quiénes requerirán estrategias docentes agregadas como soporte al desarrollo moral de su personalidad. De este modo, la enseñanza de la ética profesional no puede ser uniforme, como si se tratara de un curso más. Ella debe estar centrada en la persona del alumno, previa evaluación de su estructura moral, salud mental y de su entorno familiar y social.
Sumado a ello, el médico y, en general los profesionales de la salud deben ser conscientes de la magnitud del problema y de las condiciones de la sociedad a la que sirven. La nuestra, por ejemplo, afectada por variables de subdesarrollo y pobreza, corrupción y violencia, ya señaladas, imprime también su particular sello negativo a su trabajo profesional. Bajo estas circunstancias, las instituciones de salud -pilares de la sociedad-han sido, unas más, otras menos, afectadas por tales condiciones. Y ponen a prueba la responsabilidad de sus profesionales para defender, con su comportamiento ético, tanto a la organización hospitalaria a la que pertenecen, cuanto a sí mismos, del efecto deletéreo de tales influencias.
Un profesor, reconocido por su ejemplar conducta y calidad didáctica, contó en una reunión docente que al finalizar una clase sobre ética profesional ofreció la palabra al alumnado para preguntas y comentarios finales. Uno de ellos, con airada voz comentó «¿Cómo entender lo que usted nos ha explicado sobre los valores de la medicina cuando en el hospital donde hacemos prácticas vemos médicos que hacen todo lo contrario?».
Efectivamente, cómo superar el difícil trance de «enseñar» ética en una escuela médica y confrontar al alumno con una diferente «ética» en algunas instituciones de salud. Por ejemplo, recientemente los medios de comunicación han denunciado a dos hospitales, en el primero por una videograbación de colegas que en horas hospitalarias de atención se ausentaban del hospital para atender pacientes en una clínica privada vecina; y en el segundo, por denuncias formuladas sobre negociado de medicamentos entre médicos y pacientes. Tal inconveniente, en realidad depende de lo que denominamos el «Sistema Formador», conformado sistémicamente: «El enfoque sistémico permite comprender que en toda conducta o reacción humana la causalidad no es lineal ni obedece a un factor único, sino que, por el contrario, es determinada por una variedad de factores provenientes de los diversos niveles del sistema en los cuales el sujeto existe. En nuestro concepto de sistema formador, incluimos como niveles a la familia, la sociedad, la universidad, la facultad de medicina, las sedes docentes hospitalarias, el cuerpo docente, el cuerpo administrativo y los alumnos. Todos ellos ejercen diversos grados de influencia en el discente como ser humano individual.

¿CUÁL ES LA MEJOR MANERA DE ENSEÑAR ÉTICA A LOS PROFESIONALES DE SALUD?

A diferencia de antaño, cuando DON GREGORIO MARAÑÓN AFIRMABA QUE NO SE REQUERÍA, PORQUE TODO AQUEL QUE ESTUDIARA MEDICINA POR VOCACIÓN ERA UN INDIVIDUO DE TEXTURA MORAL INTACHABLE, hoy se acepta que tal empeño resulta fundamental, particularmente en el campo de las ciencias de la salud, en las que el profesional debe tomar decisiones no sólo sobre el bienestar sino sobre la vida del paciente, en una relación en la que ambos deliberan conjuntamente sobre la mejor opción a la luz de los valores morales en juego.
Debemos comprender que el ser humano practica los valores que ha recabado y aprendido a lo largo de su vida, aplicándolos en diversas fases de su vida, incluyendo la actividad profesional. No es de extrañar entonces, que, en el tiempo actual, la enseñanza de la ética en las escuelas de medicina y enfermería, se convierte en indispensable, debido a la falta de una formación ética familiar y social. Es entonces que la difícil tarea de sensibilizar a individuos casi formados, respecto a la ausencia de valores éticos en su comportamiento, indispensables para el desarrollo de la profesión que han decidido aprender y ejercer se convierte en una tarea titánica para los profesores, algunos de los cuales tienen el mismo problema (ausencia de valores éticos en su comportamiento), lo que repercute gravemente en la relación médico-paciente, y en sus consecuencias.
Recordar que “una mala persona puede ser medico o enfermera, pero nunca se comportara como un BUEN médico o enfermera”


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